2.2 Autoestima
La autoestima
es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones,
sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos,
hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro
cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de nosotros
mismos.
La
importancia de la autoestima estriba en que concierne a nuestro ser, a nuestra
manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Por lo tanto, puede
afectar a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con
los demás. Nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de decidir y de actuar
escapa a la influencia de la autoestima.
Abraham Maslow, en su jerarquía de las necesidades humanas, describe la necesidad de
aprecio, que se divide en dos aspectos, el aprecio que se tiene uno mismo
(amor propio, confianza, pericia, suficiencia, etc.), y el respeto y estimación
que se recibe de otras personas (reconocimiento, aceptación, etc.). La
expresión de aprecio más sana según Maslow es la que se manifiesta «en el
respeto que le merecemos a otros, más que el renombre, la celebridad y la
adulación».
Carl Rogers, máximo exponente de la psicología
humanista, expuso que la raíz de
los problemas de muchas personas es que se desprecian y se consideran seres sin
valor e indignos de ser amados; de ahí la importancia que le concedía a la
aceptación incondicional del cliente.En efecto, el concepto de autoestima se aborda desde
entonces en la escuela humanista como un derecho inalienable de toda persona,
sintetizado en el siguiente «axioma»:
Todo ser humano, sin excepción, por
el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí
mismo; merece estimarse a sí mismo y que se le estime.
Todos
tenemos una imagen mental de quiénes somos, qué aspecto tenemos, en qué somos
buenos y cuáles son nuestros puntos débiles. Nos formamos esa imagen a lo largo
del tiempo, empezando en nuestra más tierna infancia. El término autoimagen se
utiliza para referirse a la imagen mental que una persona tiene de sí misma.
Gran parte de nuestra autoimagen se basa en nuestras interacciones con otras
personas y nuestras experiencias vitales. Esta imagen mental (nuestra
autoimagen) contribuye a nuestra autoestima.
En
virtud de este razonamiento, incluso los seres humanos más viles merecen un
trato humano y considerado. Esta actitud, no obstante, no busca entrar en
conflicto con los mecanismos que la sociedad tenga a su disposición para evitar
que unos individuos causen daño a otros—sea del tipo que sea—.
El concepto de autoestima varía en función del
paradigma psicológico que lo aborde (psicología
humanista, psicoanálisis, o conductismo). Desde el punto de vista del
psicoanálisis, la autoestima está íntimamente relacionada con el desarrollo del
ego; por otro lado, el conductismo se
centra en conceptos tales como «estímulo», «respuesta», «refuerzo»,
«aprendizaje», con lo cual el concepto holístico de autoestima no tiene sentido. La
autoestima es además un concepto que ha traspasado frecuentemente el ámbito
exclusivamente científico para formar parte del lenguaje
popular. El budismo considera al ego una ilusión de la mente, de tal modo que la autoestima, e
incluso el alma, son también ilusiones; el amor y la compasión hacia todos los seres con
sentimientos y la nula consideración del ego, constituyen la base de la felicidad absoluta. En palabras de Buda, «no hay un camino hacia la felicidad,
la felicidad es el camino».
El sentido de
pertenencia es sentirse parte de un grupo, una sociedad o de
una institución, esto tiene su origen en la familia ya que es el primer grupo
al que pertenecemos.
Al serle fiel al grupo y siguiendo sus normas se
da una identidad y una seguridad, mientras más segura se sienta la persona, más
elevado será su sentimiento comunitario y estará mas dispuesta a seguir normas
de convivencia.
Cada logro, es un granito de arena para la
institución y también es la construcción de nosotros mismos y de nuestra
sociedad. Cuando tenemos sentido de pertenencia y satisfacción es posible que
logremos vivir en un mejor ambiente, ya que nadie cuida lo que no valora. En
cambio, lo que más valoramos merece todo nuestro cuidado y atención.
Si miramos nuestro entorno, y vemos que está en
buen estado, eso nos invita a cuidarlo y mantenerlo. Esto hace que los lugares
y las herramientas que usamos estén en condiciones óptimas, así se nos facilita
las tareas y nos hace más fácil cumplir con nuestras metas.
Cada uno de nosotros debe cuidar todo lo que
representa la institución porque tiene un significado importante, una
filosofía; de lo cual hacemos parte. El sentir orgullo nos da valor como
personas.
Quien no tenga desarrollado el sentido social de
la pertenencia, está en un lugar equivocado, se encuentra donde no le nace
estar. La pertenencia nos da seguridad y autoestima; quien no tenga este valor
debe hacerse una auto evaluación.
Hay un dicho que dice:
"Nadie ama a su
patria por ser la más grande, la más rica o la más avanzada, sino porque es la
suya"
2.2.1 .- Sentido de
Pertenencia
Es el sentimiento de aceptación por parte de los demás.
El principal y más importante núcleo de configuración de este sentido es la
familia. Si se sienten aceptados y queridos en casa,
los niños adquieren mucha más facilidad para socializar e integrarse a otros
grupos.
Los padres
tienen en sus manos la clave para facilitar la futura vida de relación de sus
hijos. Un ambiente familiar donde se comparte, se participa, se juega y se
trabaja juntos, refuerza el sentido de la familia como grupo. Los niños se dan
cuenta de que participar significa compartir lo bueno y lo menos bueno y que
ésta es la base para la aceptación en cualquier contexto.
Un buen
instrumento de cohesión y apoyo puede ser el nombrar cada semana durante un día
a uno de los miembros de la familia como foco central. Esto consiste en que
cada uno se dirija a la persona con términos halagadores, se le reserve la
mayor deferencia y se puede llegar a delegar el liderazgo familiar (sugerir que
se va a comer, a qué juegos jugar juntos, que temas de conversación, etc.).
En un
ambiente de este tipo, los niños aprenden a ser parte activa, a compartir, a
apoyar, a contemplar sus deseos con el interés del grupo y a seguir las reglas
o normas del grupo.
2.2.2..-
identidad
1 Conjunto
de características, datos o informaciones que son propias de una persona o un
grupo y que permiten diferenciarlos del resto: la identidad de un pueblo.
2 Hecho de
ser una persona o cosa la misma que se supone o se busca, por características
que la distinguen de otras: comprobar la identidad de una firma; aún no se
sabe la identidad del ganador de la lotería.
3 Cualidad
de idéntico: estos amigos tienen identidad de caracteres.
4 Identidad
o igualdad entre dos expresiones algebraicas que se verifica para cualquier
valor de las letras.
El concepto de identidad proviene del vocablo
latín identïtas, que refiere al grupo de rasgos y características que
diferencias a un individuo, o grupo de individuos, del resto. Es a partir
de esta que las personas logran distinguirse del resto y esto depende siempre
de la cosmovisión e historia propia y del contexto en el que se vive. Un
problema que surge es que existen las identidades personales y a la vez las
colectivas, por lo que muchas veces las personas pueden entrar en conflicto por
las diferencias existentes. Es la identidad la que moldea a las personas, lo
que determina sus gustos, necesidades, prioridades y acciones.
En los últimos tiempos se habla dentro del ámbito
civil de identidad personal que alude en primera instancia al nombre y
apellido que cada persona ha recibido. De esta manera, una persona puede ser
diferenciada del resto. Con los avances de la tecnología y el importante
incremento de la población a nivel mundial, se han implementado nuevos
elementos que permiten diferenciar a una persona de otra, como lo son las
huellas digitales y el ADN. También, la identidad personal puede referir a
cuestiones más bien vinculadas con la cultura, como lo son la profesión, las
habilidades, la etnia, la religión, la actividad laboral, la personalidad, los gustos
o el comportamiento.
Por otro lado, se puede hacer alusión al concepto
de identidad cultural. Este implica todo aquello que tiene que ver con
las creencias, tradiciones, símbolos, comportamientos, valores y orgullos que
comparten los miembros de un determinado grupo de personas y que son a su vez
los que permiten la existencia de un sentimiento de pertenencia. Este
sentimiento ayuda a que, a pesar de las diferencias individuales, los miembros
puedan tener algo en común. Esta puede ser definida también por oposición a
otras, esto significa que un grupo puede ser identificado como tal justamente
porque presenta diferencias explícitas y notables que permiten establecer la
existencia de distintos grupos.
La identidad nacional, por otro lado, es
aquella que vincula a los individuos con la nación de la cual forma parte. Esto
se puede dar por el hecho de compartir ciertas costumbres o tradiciones,
religión, cosmovisión o comportamientos; por habitar el mismo territorio
o por tener sentimientos de pertenencia. Este concepto se opone claramente al
de globalización, en el que se promueve la integración total de las naciones o
bien, el predominio de una región sobre el resto, lo que terminaría imponiendo
los rasgos de un grupo a la totalidad de la población mundial.

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