miércoles, 3 de septiembre de 2014

2.3 Aprendizaje del adulto mayor
En el aprendizaje del adulto mayor se debe tener en cuenta, que el anciano necesita más tiempo. El aprendizaje en esta etapa debe individualizarse para lograr su objetivo ya que los adultos mayores presentan limitaciones intelectuales. Su inteligencia es cristalizada y no fluida, por lo cual varía su forma de aprender, se ha probado que con ejercitación se puede aprender en esta etapa de la vida.
La memoria a corto plazo está afectada, la memoria de fijación se manifiesta por ser un problema de entrenamiento, si se deja de conversar, de leer, y de hacer valoraciones porque ha dejado la vida productiva se convierte en un individuo jubilado que se aísla.
La velocidad se muestra diferente debido a su declinación; es la motivación la característica principal del aprendizaje para este grupo de edades. En el caso del adulto mayor , se expresa su deseo de hacer y de reinsertarse en la sociedad, el mismo se incentiva fuertemente con cada tarea, y para ello potencia lo afectivo.
En la esfera motivacional afectiva se establecen regularidades, en tanto la personalidad del adulto mayor es el resultado de las experiencias vividas por cada sujeto en particular en los períodos anteriores de su ciclo vital, no obstante es posible señalar algunas consideraciones al respecto:
§  Las necesidades de los adultos mayores están expresadas en el saber distinguir entre lo esencial y lo superfluo, y tener en cuenta sus condiciones de existencia como una necesidad, lo cual les permite evitar las frustraciones.
§  En el adulto mayor los intereses, así como las aspiraciones se pueden ver disminuidas a causa de la relatividad de la proyección futura de este sujeto, dada su edad. En cada persona los efectos de la limitación futura se manifiestan de diferente manera, una gran parte de los adultos se deprimen por el límite de tiempo con que cuentan, mientras un significativo grupo presenta planes a largo plazo, y otro considera que su futuro se enmarca en un estrecho margen de tiempo y debe revertirse con apresuramiento de tareas y metas de carácter inmediato.
§  Es indiscutible que la autovaloración y por consiguiente la autoestima, considerada como la imagen que se tiene de sí mismo, dependen en cada adulto mayor del modelo de envejecimiento que éste asume, o le transfiera su medio familiar y social. Ese modelo de envejecimiento puede ser de deterioro o de desarrollo, y a ello puede contribuir la educación.
El adulto mayor  se caracteriza por tener un nivel escolar adecuado que le permite entender los cambios y transformaciones que se producen en el medio circundante. Él se desarrolla dentro del reto de la sociedad  de incrementar la esperanza de vida a ochenta años, y alcanzarla con calidad de vida, expresada en cómo vive esa persona de la tercera edad. 
En la actualidad se aprecia gran cantidad de adultos mayores que siendo jubilados, tienen frente a ellos casi una tercera parte de su vida por vivir. Necesitan, reclaman, y buscan espacios de aprendizaje, de actividad para seguir insertos en la sociedad.
La educación debe ser derecho de todos los ciudadanos, sin distinción de edad, y para el adulto mayor este derecho tiene una significación especial, ya que representa una oportunidad de actualización, participación social y reafirmación de sus potencialidades. Para las personas de la tercera edad la educación puede contribuir al desarrollo de una cultura del envejecimiento y elevación de la calidad de vida expresada en mayores estándares de salud, felicidad y bienestar. La educación de estas personas, tiene sus antecedentes en la formación de adultos, a la que múltiples autores han intentado conceptualizar como una ciencia, con una historia y desarrollo propio.

2.2 Autoestima

La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de nosotros mismos.
La importancia de la autoestima estriba en que concierne a nuestro ser, a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Por lo tanto, puede afectar a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima.
Abraham Maslow, en su jerarquía de las necesidades humanas, describe la necesidad de aprecio, que se divide en dos aspectos, el aprecio que se tiene uno mismo (amor propio, confianza, pericia, suficiencia, etc.), y el respeto y estimación que se recibe de otras personas (reconocimiento, aceptación, etc.). La expresión de aprecio más sana según Maslow es la que se manifiesta «en el respeto que le merecemos a otros, más que el renombre, la celebridad y la adulación».
Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso que la raíz de los problemas de muchas personas es que se desprecian y se consideran seres sin valor e indignos de ser amados; de ahí la importancia que le concedía a la aceptación incondicional del cliente.En efecto, el concepto de autoestima se aborda desde entonces en la escuela humanista como un derecho inalienable de toda persona, sintetizado en el siguiente «axioma»:
Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo; merece estimarse a sí mismo y que se le estime.
Todos tenemos una imagen mental de quiénes somos, qué aspecto tenemos, en qué somos buenos y cuáles son nuestros puntos débiles. Nos formamos esa imagen a lo largo del tiempo, empezando en nuestra más tierna infancia. El término autoimagen se utiliza para referirse a la imagen mental que una persona tiene de sí misma. Gran parte de nuestra autoimagen se basa en nuestras interacciones con otras personas y nuestras experiencias vitales. Esta imagen mental (nuestra autoimagen) contribuye a nuestra autoestima.
En virtud de este razonamiento, incluso los seres humanos más viles merecen un trato humano y considerado. Esta actitud, no obstante, no busca entrar en conflicto con los mecanismos que la sociedad tenga a su disposición para evitar que unos individuos causen daño a otros—sea del tipo que sea—.
El concepto de autoestima varía en función del paradigma psicológico que lo aborde (psicología humanista, psicoanálisis, o conductismo). Desde el punto de vista del psicoanálisis, la autoestima está íntimamente relacionada con el desarrollo del ego; por otro lado, el conductismo se centra en conceptos tales como «estímulo», «respuesta», «refuerzo», «aprendizaje», con lo cual el concepto holístico de autoestima no tiene sentido. La autoestima es además un concepto que ha traspasado frecuentemente el ámbito exclusivamente científico para formar parte del lenguaje popular. El budismo considera al ego una ilusión de la mente, de tal modo que la autoestima, e incluso el alma, son también ilusiones; el amor y la compasión hacia todos los seres con sentimientos y la nula consideración del ego, constituyen la base de la felicidad absoluta. En palabras de Buda, «no hay un camino hacia la felicidad, la felicidad es el camino».
El sentido de pertenencia es sentirse parte de un grupo, una sociedad o de una institución, esto tiene su origen en la familia ya que es el primer grupo al que pertenecemos.

Al serle fiel al grupo y siguiendo sus normas se da una identidad y una seguridad, mientras más segura se sienta la persona, más elevado será su sentimiento comunitario y estará mas dispuesta a seguir normas de convivencia.

Cada logro, es un granito de arena para la institución y también es la construcción de nosotros mismos y de nuestra sociedad. Cuando tenemos sentido de pertenencia y satisfacción es posible que logremos vivir en un mejor ambiente, ya que nadie cuida lo que no valora. En cambio, lo que más valoramos merece todo nuestro cuidado y atención.

Si miramos nuestro entorno, y vemos que está en buen estado, eso nos invita a cuidarlo y mantenerlo. Esto hace que los lugares y las herramientas que usamos estén en condiciones óptimas, así se nos facilita las tareas y nos hace más fácil cumplir con nuestras metas.

Cada uno de nosotros debe cuidar todo lo que representa la institución porque tiene un significado importante, una filosofía; de lo cual hacemos parte. El sentir orgullo nos da valor como personas.

Quien no tenga desarrollado el sentido social de la pertenencia, está en un lugar equivocado, se encuentra donde no le nace estar. La pertenencia nos da seguridad y autoestima; quien no tenga este valor debe hacerse una auto evaluación.

Hay un dicho que dice:
"Nadie ama a su patria por ser la más grande, la más rica o la más avanzada, sino porque es la suya"


2.2.1 .- Sentido de Pertenencia
Es el sentimiento de aceptación por parte de los demás. El principal y más importante núcleo de configuración de este sentido es la familia. Si se sienten aceptados y queridos en casa, los niños adquieren mucha más facilidad para socializar e integrarse a otros grupos.
Los padres tienen en sus manos la clave para facilitar la futura vida de relación de sus hijos. Un ambiente familiar donde se comparte, se participa, se juega y se trabaja juntos, refuerza el sentido de la familia como grupo. Los niños se dan cuenta de que participar significa compartir lo bueno y lo menos bueno y que ésta es la base para la aceptación en cualquier contexto.
Un buen instrumento de cohesión y apoyo puede ser el nombrar cada semana durante un día a uno de los miembros de la familia como foco central. Esto consiste en que cada uno se dirija a la persona con términos halagadores, se le reserve la mayor deferencia y se puede llegar a delegar el liderazgo familiar (sugerir que se va a comer, a qué juegos jugar juntos, que temas de conversación, etc.).
En un ambiente de este tipo, los niños aprenden a ser parte activa, a compartir, a apoyar, a contemplar sus deseos con el interés del grupo y a seguir las reglas o normas del grupo.
2.2.2..- identidad 
1   Conjunto de características, datos o informaciones que son propias de una persona o un grupo y que permiten diferenciarlos del resto: la identidad de un pueblo.
2   Hecho de ser una persona o cosa la misma que se supone o se busca, por características que la distinguen de otras: comprobar la identidad de una firma; aún no se sabe la identidad del ganador de la lotería.
3   Cualidad de idéntico: estos amigos tienen identidad de caracteres.
4   Identidad o igualdad entre dos expresiones algebraicas que se verifica para cualquier valor de las letras.

El concepto de identidad proviene del vocablo latín identïtas, que refiere al grupo de rasgos y características que diferencias a un individuo, o grupo de individuos, del resto. Es a partir de esta que las personas logran distinguirse del resto y esto depende siempre de la cosmovisión e historia propia y del contexto en el que se vive. Un problema que surge es que existen las identidades personales y a la vez las colectivas, por lo que muchas veces las personas pueden entrar en conflicto por las diferencias existentes. Es la identidad la que moldea a las personas, lo que determina sus gustos, necesidades, prioridades y acciones.
En los últimos tiempos se habla dentro del ámbito civil de identidad personal que alude en primera instancia al nombre y apellido que cada persona ha recibido. De esta manera, una persona puede ser diferenciada del resto. Con los avances de la tecnología y el importante incremento de la población a nivel mundial, se han implementado nuevos elementos que permiten diferenciar a una persona de otra, como lo son las huellas digitales y el ADN. También, la identidad personal puede referir a cuestiones más bien vinculadas con la cultura, como lo son la profesión, las habilidades, la etnia, la religión, la actividad laboral, la personalidad, los gustos o el comportamiento.
Por otro lado, se puede hacer alusión al concepto de identidad cultural. Este implica todo aquello que tiene que ver con las creencias, tradiciones, símbolos, comportamientos, valores y orgullos que comparten los miembros de un determinado grupo de personas y que son a su vez los que permiten la existencia de un sentimiento de pertenencia. Este sentimiento ayuda a que, a pesar de las diferencias individuales, los miembros puedan tener algo en común. Esta puede ser definida también por oposición a otras, esto significa que un grupo puede ser identificado como tal justamente porque presenta diferencias explícitas y notables que permiten establecer la existencia de distintos grupos.
La identidad nacional, por otro lado, es aquella que vincula a los individuos con la nación de la cual forma parte. Esto se puede dar por el hecho de compartir ciertas costumbres o tradiciones, religión, cosmovisión  o comportamientos; por habitar el mismo territorio o por tener sentimientos de pertenencia. Este concepto se opone claramente al de globalización, en el que se promueve la integración total de las naciones o bien, el predominio de una región sobre el resto, lo que terminaría imponiendo los rasgos de un grupo a la totalidad de la población mundial.


CAPITULO II
FACTORES PROTECTORES DE LA CALIDAD DE VIDA DEL ADULTO MAYOR
2.1 PROTECTORES FILOSOFICOS
2.1.1- EL SENTIDO DE VIDA constituye una cuestión filosófica sobre el objetivo y el significado de la vida o la existencia en general. Este concepto se puede expresar a través de una variedad de preguntas relacionadas, tales como ¿Por qué estamos aquí?, ¿Qué es la vida? y ¿Cuál es el significado de todo esto?. Ha sido objeto de un gran estudio filosófico, científico, psicológico y de especulación teológica a lo largo de la historia. Ha habido un gran número de respuestas a estas preguntas desde diferentes puntos de vista junto con los orígenes culturales e ideológicos de cada civilización.
El sentido de la vida está profundamente mezclado con las concepciones filosóficas y religiosas de la existencia, la conciencia y la felicidad, y afecta a muchas otras cuestiones, tales como el significado simbólico, la ontología, el valor, el propósito, la ética, el bien y el mal, el libre albedrío, las concepciones de Dios, la existencia de Dios, el alma y el más allá. Las contribuciones científicas son más indirectas; mediante la descripción de los hechos empíricos sobre el universo, la ciencia ofrece un contexto y establece los parámetros para las conversaciones sobre temas relacionados. Una alternativa, centrada en humanos, y no un cósmica o sobre un enfoque religioso es la pregunta «¿Cuál es el significado de mi vida?».
Pocas veces uno se pregunta ¿Cuál es el sentido de mi vida? sin embargo es una pregunta que de muy diversas formas se presenta a lo largo de nuestra vida. Creo que lamentablemente esta sociedad en la que vivimos no nos educa ni orienta para descubrir y fortalecer nuestro sentido de vida, así como no lo hace con la vocación que tan ligada está a este tema.alidad última, o un sentimiento de unidad, o una sensación de lo sagrado.Una de las más interesantes aventuras que se nos presentan en la vida es encontrarle sentido. Si, es correcto, la Vida tiene sentido, pero nos corresponde a cada uno encontrarle el sentido individual que nos permitirá aprovechar al máximo nuestra travesía por este mundo.
Se trata de encontrar las respuestas particulares a las preguntas ¿De qué se trata la vida?, y ¿Qué vine a hacer aquí?. Se trata de respuestas particulares porque necesitamos respuestas que nos sirvan a nosotros.
Es decir, a cada ser humano le toca encontrar sus propias respuestas, a cada cual le toca descubrir su propia verdad. Lo que es útil para uno puede no tener sentido para otro, y lo que es significativo para este último puede carecer de valor para el primero.
Tal vez al plantearnos estas preguntas por primera vez podrían parecernos como algo fuera de nuestro alcance, y reservado exclusivamente para los grandes filósofos. Pero, los más grandes filósofos comprendieron que esta es una tarea individual, lo cual se encuentra demostrado en la ancestral frase "Conócete a ti mismo"; con la cual lejos de pretender tener las respuestas para toda la humanidad, incentivaban a cada individuo a encontrar su verdad.
Aunque el hecho de encontrarle sentido a la vida no nos es enseñado en la escuela, es de gran importancia para lograr una vida satisfactoria en todos los sentidos. Pues al vivir una vida sin verdadero sentido, cualquier cosa que se hace carece de significado y no se obtiene ninguna satisfacción real.

2.1.2.- OBJETIVOS PARA TU VIDA PERSONAL Y PROFESIONAL

Encuentra un equilibrio entre tu vida personal y profesional, donde cada uno que esté completamente desarrollado sea un objetivo común. Piensa en esta búsqueda de equilibrio como siete pasos, cada uno una meta en sí mismo, para hacer realidad el objetivo final. Decidir y dar prioridad a lo que quieres, enumerando los pasos desde el lugar actual al lugar deseado y reasignar el tiempo y el dinero son los pasos principales. El último paso es darse cuenta de cuándo has logrado la meta.
Decidir lo que quieres
El objetivo número uno es decidir lo que quieres en tu vida personal y profesional. No es tan fácil como suena y requiere honestidad. Asigna al menos un par de días a la búsqueda seria del alma, preferiblemente en un ambiente tranquilo, lejos del estrés rutinario y demandas.
Priorizar lo que quieres
El segundo objetivo es dar prioridad a la lista de cosas que quieres. ¿Qué cosas de la lista deseas más y lo que viene después de eso? Por ejemplo: profundizar tus relaciones con miembros de la familia, ganar más dinero, realizar el viaje a Europa que siempre has querido hacer.
Lista de pasos
El tercer objetivo está enumerando los pasos necesarios para llegar desde tu lugar actual hasta un lugar donde se alcance cada "deseo". Haz listas incorporando cada "deseo" en orden de prioridad. Profundiza en las relaciones familiares pasando más tiempo con cada miembro, gana más dinero cambiando de trabajo con un puesto de mayor responsabilidad y protagonismo, planifica el viaje a Europa mediante la recopilación de folletos de viaje y comparando de costos y países ofrecidos por cada empresa.
Reorganizar tu vida
Reorganiza tu vida en el cuarto objetivo para alcanzar las prioridades que has establecido. Reasigna el tiempo y elimina actividades innecesarias. Pasa más tiempo con tus hijos después de que todo el mundo llegue a casa por la noche. Habla de lo que quieran hablar o deja que cada niño decida el menú de la cena una noche cada semana. Preparen la cena juntos. Jueguen por la noche cada cierto tiempo. Usa un nuevo tiempo para buscar un trabajo mejor remunerado. Amplía tu búsqueda fuera de tu ciudad o estado, si es necesario. Toma una clase si te ayuda hacia un mejor trabajo. Toma una clase de idiomas para prepararte para el viaje europeo.
Reorganizar tu dinero
El quinto objetivo podría ser reorganizar tus finanzas para facilitar los pasos hacia tus nuevas prioridades. Elimina gastos innecesarios y haz un presupuesto para asegurarte de que puedes pagar tus planes. Elimina gastos innecesarios como cafés y bebidas alcohólicas. Disminuye las facturas de la televisión por cable mediante la reducción del número de canales de películas a los que estás suscrito. Configura una cuenta de ahorros separada e indica a tu banco que desvíe un porcentaje de cada depósito directo a esa cuenta.
Disfrutar del proceso
A medida que avances hacia el logro de todo en tu lista de "deseos", la vida personal y profesional estará progresando. El sexto objetivo es recordar disfrutar del proceso, aceptando e internalizando el sentido de logro que trae el progreso. Observa los cambios que has hecho y habla con tus hijos y pareja sobre tus relaciones cada vez más profundas con ellos. Mantén un diario para documentar el viaje de lo que eres personalmente y lo que eres profesionalmente hacia lo que quieres ser. Un diario permite que anotes por escrito tu progreso en la página. Revísalo en momentos de duda o para mantener tus objetivos claros y permitir que los avances ya logrados te motiven continuamente.
Saber cuándo se ha conseguido un objetivo
Para disfrutar de un logro uno debe reconocer ese logro. Mantén la lista de objetivos y de pasos y compruébalos mientras los completas. Recompénsate y celebra la realización y marca el logro.

2.1.3.-REALIZANDO UN PLAN DE ACCIÓN PERSONAL

Un plan de acción es un resumen de las actuaciones que son necesarias realizar para desarrollar un plan personal, así como el tiempo de ejecución.

Hacer un plan de vida es definir el rumbo que vamos a tomar en las diferentes áreas de nuestra vida. Nos ha de interesar el futuro, ya que ahí es donde pasaremos la mayor parte de nuestros días.
Es importante que antes de ponerte en la elaboración de cualquier meta u objetivo, de hacer cualquier plan personal, de desarrollar tu proyecto de vida, te establezcas tu propósito de vida con las características de: a quién y en qué quieres servir, con que dones y talentos vas a servir, en qué contexto vas a servir (definición de tu mundo ideal), y a partir de ahí definir tus meta y objetivos alineados con tu propósito de vida, que además debe estar expresado de forma clara.
Hemos de revisar nuestra actitud antes de ponernos a realizar nuestro plan de vida, el como somos, como nos comportamos, como nos ven los demás….
Para desarrollar el plan de vida hemos de contar con una conciliación interna, para lo cual hemos de pensar, determinar, planear y poner por escrito lo que queremos ser y donde queremos llegar en el futuro, pues una meta no escrita es solo un deseo.
Cuando tenemos definidas nuestras metas (pasos intermedios) y objetivos, tendremos definido el rumbo que hemos de tomar, y en el caso de que exista confusión en nuestra vida, esta se disolverá.
Los estados de indecisión nos suelen generar confusión. Si en la vida no sabemos a dónde vamos estamos perdidos, pues en este caso cualquier camino y destino serían válidos, por malo que fuesen.
Hemos de plantearnos a donde queremos llegar, y quienes queremos ser en un corto, medio y largo plazo, cuáles son nuestros objetivos y metas.
A todos en la vida nos conviene tener nuestros planes, los cuales nos sirvan de guía para alcanzar lo que necesitamos y deseamos y así disponer de nuestro plan de desarrollo personal.
Aunque el acompañamiento de un coach nos facilita las cosas, también hemos de hacernos de unos planos guías, para conocer el camino y poder medir, que en cada meta, vamos tal como nos habíamos planteado, en lograr nuestro objetivo, y si no es así tomar las medidas correctoras necesarias.
El desarrollo personal nos vendrá de la mano de la elaboración y ejecución del plan de acción, para lo que hemos de seguir los siguientes pasos:
  • Fijar los objetivos y las metas intermedias de cada tarea que se ha de realizar, estableciendo un tiempo de ejecución para cada fase. Se ha de establecer que es lo que se quiere, se necesita y se desea hacer, que sueño se quiere realizar. No hemos de fijarnos más de tres objetivos a la vez.
  • Describir los beneficios que queremos y deseamos obtener con el plan personal, los porque realizamos las acciones.
  • Describir todas las actividades necesarias para lograr lo propuesto, así como las normas y la metodología que se ha de seguir.
  • Saber y ser consciente de que habilidades se dispone y cuales se han de adquirir, para ejecutar cada fase.
  • Analizar los posibles problemas y riesgos que se puedan presentar.
  • Determinar la secuencia de pasos que se ha de seguir, meta a meta, así como definir el camino crítico.
  • Si es posible definir el coste que lleva cada actividad
  • Si procede definir la responsabilidad de las personas implicadas, en cada fase.
  • Fijar los medios de control para cada meta intermedia.
  • Disponer de medidas correctoras ante posibles problemas y riesgos que se prevén.
Para alcanzar los objetivos hay que centrarse en las fortalezas que ya se dispone, más que en eliminar las debilidades, y creer en lo que se desea, para así llegar a conseguirlo. También es importante disponer de una buena expectativa, es decir, esperar lo mejor de lo planeado.
Con un plan de acción se pueden convertir los obstáculos en oportunidades.


martes, 2 de septiembre de 2014

RESUMEN

LOS SEIS FACTORES QUE INFLUYEN EN LA CALIDAD DE VIDA DEL ADULTO MAYOR

 

Intelectual.- ¿Te consideras una persona creativa y con aptitudes mentales? ¿Estás constantemente intentando ampliar tus conocimientos y tus competencias? Una persona con bienestar intelectual utiliza los recursos disponibles para ampliar sus conocimientos, mejorar sus competencias y aumentar su potencial para compartirlo con los demás.

Espiritual.- ¿Sabes apreciar el significado de la vida y la inmensidad de la naturaleza? ¿Estás en paz con tu lugar en el Universo? ¿Tienes un conjunto de creencias y valores que den sentido a tu vida? El bienestar espiritual incluye desarrollar un fuerte sentido de los valores personales y éticos.

Física.- ¿Haces bastante ejercicio? ¿Llevas a una dieta equilibrada? ¿Conduces de forma segura y cuidas de tu salud? ¿Evitas el uso del tabaco, drogas y el exceso de alcohol? Si cuidas bien de tu cuerpo, este te recompensará proporcionándote años de buen funcionamiento.

Ocupacional.- ¿Estás satisfecho con tu trabajo? ¿Crees que hay un justo equilibrio entre el tiempo que dedicas al trabajo y al tiempo libre? ¿Disfrutas adquiriendo nuevas responsabilidades y te gusta obtener mejores resultados? Tu actitud hacia el trabajo puede afectar enormemente en tu rendimiento laboral, así como en las relaciones con tus compañeros. El esfuerzo por conseguir el bienestar ocupacional te aportará satisfacción personal y te permitirá enriquecer tu vida a través del trabajo.

Social.- ¿Estás satisfecho con tu relación de pareja, tu familia, tus amigos y tus compañeros? ¿Eres una persona activa en los asuntos de la comunidad? ¿Contribuyes en la conservación del medio ambiente protegiéndolo y reciclando? El bienestar social se basa en tu habilidad para interactuar en armonía con las personas y la Tierra.

Emocional.- ¿Eres capaz de reconocer y aceptar tus sentimientos, tus virtudes y tus limitaciones? ¿Eres capaz de gestionar tus emociones y hacer frente a situaciones estresantes? ’Mediante el bienestar emocional podrás afrontar las vicisitudes de la vida de buen grado y con entusiasmo, además de mantener relaciones satisfactorias con las demás personas.


1.6 FACTOR OCUPACIONAL

 La terapia ocupacional constituye un elemento fundamental en la rehabilitación de los ancianos y debe de tenerse en cuenta que el objetivo ha de ser la reintegración de este a su medio habitual, mejorar su estado de salud disminuir su grado de dependencia y contribuir aumentar su autoestima. Uno de los motivos por lo que muchas  veces no se logra este objetivo es que se trazan metas irreales o para estadios más anteriores de su vida.
Muchos ancianos durante su vida laboral y social activa ante la exigencia de las actividades laborales y cotidianas van perdiendo la oportunidad de compartir y relacionarse en su medio con las demás personas. Al llegar a la jubilación y sobrarle el tiempo libre, la incomunicación se hace menos soportable y trae como consecuencia desajustes en el medio familiar y la depresión. La terapia ocupacional junto con la reactivación de la atención, de la actividad psicomotora y  la memoria lleva aparejado también la modificación de actitudes que permitan el aprendizaje de cómo reconfortan en esta etapa de la vida las relaciones sociales, los juegos, las actividades al aire libre y en muchas ocasiones la selección de una compañera para mitigar la soledad
Las funciones recreativas son actividades que cumplen una doble función. Ayudan a combatir el tedio  y administrar el tiempo libre y tiene la función de socialización, ejemplos de estas actividades tenemos los cumpleaños colectivos los juegos de mesa las excursiones, las lecturas comentadas, las actividades realizadas al aire libre con personas de la misma edad.
La actividad recuperadora de la actividad funcional es otra función fundamental de la actividad cotidiana  como son las actividades instrumentadas que son aquellas actividades complejas que requieren de la actividad psicomotora atención aprendizaje y memoria como llamar por teléfono hacer compras, salir a la calle, cocinar, y atender las tareas del hogar.  
La Terapia Ocupacional (TO) se encarga de la promoción, prevención y rehabilitación de la salud por medio de la ocupación, de modo tal que es una disciplina de relevancia en la satisfacción de necesidades de salud de nuestros adultos mayores. Centra su foco en la ocupación, entendiendo ésta como las actividades diarias que todos realizamos, a las que atribuimos un significado y una relevancia, ya que nos permiten desempeñar nuestros roles e integrar la sociedad.

Los cambios físicos, psicológicos y sociales atribuibles a la vejez pueden incidir en la capacidad de realizar las ocupaciones diarias que solíamos llevar a cabo, y esto puede impactar en la calidad de vida. Sabemos que la mayor parte de la población de la tercera edad en Chile no presenta dependencia y, ante esto, con un enfoque de mantención y prevención,  la TO colabora en la promoción de estilos de vida saludables, el buen uso del tiempo, la prevención de riesgos y el fomento una vida activa que permita entrenar diariamente las capacidades cognitivas y físicas.

Si existe algún nivel de dependencia, nuestra profesión actúa como un puente entre la realidad biomédica de la persona y su cotidianeidad. Como parte del equipo de salud, a los/as terapeutas ocupacionales nos interesa conocer de qué manera la enfermedad impacta, o podría hacerlo, en la capacidad de la persona para realizar las actividades que le son significativas y le permiten configurar su rutina y ejercer los roles en los que se ha involucrado durante su vida. A partir de esto, la TO busca el desarrollo de otras habilidades en la persona, la potenciación de capacidades remanentes y/o la adaptación de los ambientes físicos y sociales en los que se desenvuelve, a fin de lograr mayor autonomía y satisfacción, tanto del individuo como de su familia, transformando de este modo el día a día en una potencial fuente de mantención y apoyo a la salud.

El desarrollo de la disciplina en el área de la vejez enfrenta hoy en día desafíos, quizá comunes con otras profesiones de la salud. Uno de ellos es la necesidad de mayor formación en competencias, tanto en el pregrado como en el posgrado. Luego, desde un punto de vista académico-gremial, se vuelve necesario reflexionar en torno a la posible certificación de especialidad profesional y el trabajo en conjunto con las organizaciones e instituciones pertinentes en salud y políticas públicas, a fin de facilitar el acceso de las personas mayores a las prestaciones de Terapia Ocupacional por medio de Fonasa e Isapres.

El envejecimiento de nuestro país nos invita a prepararnos ante necesidades emergentes y la Terapia Ocupacional es una profesión relevante en el área, considerando el valor terapéutico de lo cotidiano como una premisa en su intervención.

objetivo de esta instancia es fomentar y fortalecer el desarrollo de la investigación científica y tecnológica de excelencia a través de la promoción de nuevos investigadores mediante el financiamiento de proyectos de dos a tres años de duración en todas las áreas del conocimiento.


1.5 FACTOR INTELECTUAL

         Se puede señalar en forma general que inteligencia es el conjunto de aptitudes (aprendizajes, memoria, razonamiento, lenguaje, etc.) que permite al ser humano adaptarse al mundo que le rodea y solucionar sus problemas con eficacia, utilizando relaciones.
       En general se pueden establecer dos factores generales para el Desarrollo Intelectual: el biológico-hereditario y el ambiental. Diversas investigaciones han establecido que si bien los dos son importantes, el último es determinante, ya que puede permitir el incremento de las capacidades intelectuales o reducirlas. Pero, alcanzar un ambiente acorde para el Desarrollo Intelectual nos lleva a aspectos que van más allá del campo de la Psicología y que implican un Desarrollo Humano adecuado, en el que las personas cuenten con oportunidades para su crecimiento.
Una mala nutrición afecta el desarrollo biológico del niño y origina un Desarrollo Intelectual bajo, aunque existe la posibilidad de mejorar el rendimiento a través de una buena alimentación y en forma simultánea un programa educativo diseñado para su nivelación.
El Desarrollo Intelectual está muy relacionado con el Desarrollo Humano, definido como el proceso mediante el cual se amplían las oportunidades de las personas aumentando sus funciones y capacidades. Al no contar con un mínimo de oportunidades, conseguir un Desarrollo Intelectual adecuado para todos será una quimera.

BASES PSICOPEDAGOGICAS DE UNA DIDACTICA PARA ADULTOS. Todo aprendizaje no mecánico del hombre, es algo que se sedimenta en la memoria.  Sin embargo, aprender no significa solamente retener lo aprendido en la memoria, sino ante todo, aumentar continuamente la propia capacidad de usar de tal manera las experiencias vividas y los conocimientos adquiridos, que surja de allí un comportamiento más perfecto, más humano, y en el sentido de un mayor autodominio de la propia conducta y del mundo. Aprender es, pues, modificar perfectamente la propia conducta, según lo aprendido. De tal modo, lo aprendido se convierte, en las personas en una especie de sistema centralizador, a partir del cual comienzan a cambiar los demás aspectos de la personalidad.  Por ello, según sea lo que el hombre «aprenda», tal será su conducta en el mundo.
De esta manera, el adulto adquiere no sólo las experiencias de sus actos, sino que además va asimilando vivencialmente las leyes del aprendizaje humano, que se hallan a la base de su comportamiento. Es así cómo las personas, a medida que pasan los años, se vuelven cada vez más capaces de aprender y por lo tanto de cambiar sus conductas.
La edad adulta, pues, lejos de ser una edad en la cual la persona debe ser considerada como un ser deficitario, es una edad en la que el hombre y la mujer se encuentran en la plenitud de sus posibilidades de aprender, no por mera repetición o imitación como ocurre en el niño y también en los animales superiores, sino de una manera plenamente humana, o sea, por medio de un aprendizaje reflexivo, que les permite aprender, en la escuela de la vida, experiencias personales. Por ello, la educación del adulto consistirá sencillamente en llamar su atención a fin de que comience a reflexionar sobre sus actividades, trabajos y posibilidades.
Experiencias reflexivas.- Aprender, se dice, significa hacer experiencias. Sin embargo, para que una experiencia logre modificar la conducta del sujeto, a partir del contenido de lo aprendido, dicha experiencia debe ser asumida en un acto de reflexión. Porque solamente así la experiencia anterior le podrá servir de trampolín para una nueva conquista, que contribuya al perfeccionamiento de su ser. Educar al adulto, sea quien fuere, significará, pues, ayudarle a comportarse conscientemente en el mundo en que vive, de modo que todas sus experiencias las asuma con la responsabilidad de quien sabe lo que quiere y lo que hace.

Los centros de formación para adultos deben ser, necesariamente, centros diferenciados. Ello implica que no pueden partir de un Curriculum fijo y concebido a priori, como ocurre con las primarias y secundarias. La enseñanza para adultos debe partir necesariamente de las «situaciones de vida» en que se encuentran sus alumnos. La «situación» del alumno, empero, se halla relacionada siempre con su profesión o con una posible profesión. Además, «la orientación» profesional o «la reorientación» de los que se hallan ya en actividad, debe ser considerada cada vez más como una realidad social ineludible, dentro del proceso de evolución socioeconómica acelerado, que caracteriza nuestra época. «A un trabajo que cambia continuamente, debe corresponder un perfeccionamiento continuo».
Este enfoque plantea a las instituciones de educación de adultos, una serie de problemas muy distintos de los que se daban clásicamente.  Porque es sabido que en las instituciones de educación de adultos de corte tradicional, el adulto concurría a «aprender» en primer lugar lo que se le ofrecía, y no directamente lo que él necesitaba aprender. La deserción de los centros de formación para adultos es pues, una lógica consecuencia, pues a la mayoría de los adultos no les queda tiempo sino para aprender lo que su «situación» les exige.
La nueva didáctica del adulto, debe pues partir necesariamente de la consideración de la «situación» específica en que se encuentra el «alumno», que como sabemos es por definición una «persona en situación». Según esto los factores que exigen el cambio de una didáctica para los adultos son determinados por:
La naturaleza de la situación-problema, que impulsa al adulto a recurrir a la formación. La misma puede ser de naturaleza profesional, económica, cultural, social, etc.
La naturaleza del agente que toma a su cargo satisfacer la necesidad del adulto. Tal puede ser la misma organización industrial en la cual él trabaja, o el sindicato, o el Estado.
Una vez que se haya esclarecido el contenido de los dos puntos anteriores, se deberá pasar a determinar la importancia del curso que debe seguir el adulto, su duración, el grado de obligatoriedad, el grado de compromiso exigido al alumno, los problemas didácticos de la preparación del profesor, el método, horarios, etc.
Pero, para la elaboración de una nueva didáctica del adulto, se debe partir del presupuesto de que el adulto, como «alumno», es alguien que trae consigo el caudal de sus conocimientos y de sus experiencias anteriores, y que el mismo puede ser muy valioso como punto de partida y de enriquecimiento de su «situación». Por ello la didáctica del adulto debe ser edificada sobre la base del capital aportado por los alumnos, para recién después, en un segundo momento, conducirlos a lo «nuevo». En esto, el profesor tendrá en cuenta que lo nuevo que él ofrece puede provocar una fuerte resistencia, casi siempre de tipo inconsciente, en sus alumnos, resistencia que él vencerá con habilidad. Para ello, lo más aconsejable es el empleo de una metodología activa.
1.4 FACTOR ESPIRITUAL

Toda la humanidad está llamada a vivir espiritualmente. Esta es una necesidad imperiosa .El ser humano debe ser consciente y obrar adecuadamente para Vivir, para realizar su plena existencia humana, para separarse del rebaño, pues sólo así se inserta en el inmenso movimiento evolutivo de la Vida.
Es necesario que sepamos lo que realmente es la espiritualidad, porque una espiritualidad mal entendida nos extravía y resulta nefasta para la humanidad.
La espiritualidad consiste en ser conscientes y obrar adecuadamente en todas las situaciones que la Vida ofrece. Sólo de la auténtica espiritualidad renace la virtud, la verdadera virtud que no es cultivada por una mente dominada por el ego.
La espiritualidad no busca gozar o disfrutar el placer de determinadas experiencias, ni busca encontrar, desarrollar, cultivar o lograr nada, ni dentro ni fuera de uno mismo. Es cierto que la vida espiritual es la mayor aventura en la que una persona se puede embarcar y que supone un desarrollo integral, pero en el momento en que se desea alguna cosa, como alcanzar o experimentar algo, se pierde la esencia misma de la espiritualidad. Tampoco pueden existir reglas, leyes ni doctrinas morales o espirituales, pues lo que es adecuado en una situación puede ser inadecuado en otra y lo que es hoy verdad mañana puede faltar a ella. La espiritualidad “sólo” requiere ser conscientes, aquí y ahora, y obrar adecuadamente.

Todos estamos llamados a ser espirituales y a vivir la auténtica vida espiritual. La espiritualidad, con su aroma de delicadeza y de sensibilidad, se encuentra muy cerca de todos, en el vivir cotidiano y, para comenzar a vivirla, no se tiene que hacer otra cosa que... lo evidente.
Hablar de espiritualidad y su acompañamiento en la realidad de los adultos mayores pudiera parecer una cuestión restringida al campo de lo religioso, y por tanto, en la lógica actual, a una cuestión sólo personal. Sin embargo, si bien es cierto que es una cuestión personal e íntima; es también una cuestión de preocupación social, pues constituye un aspecto de tanta importancia del ser humano, como lo es lo es el bienestar física, la educación, la cultura, el trabajo, etc. Sobre la base de esta tesis, quiero desarrollar esta exposición, pues si bien experimentamos una apertura al tema espiritual y religioso por parte de la estructura estatal y de organización del mismo Estado, las comprensiones que se puedan hacer de ello pudieran ser equívocas: una simple moda que ya pasará, una cuestión de integrismos, cuestiones de “affaire político”, etc. De allí la necesidad de detenernos en una reflexión que busca fundamentar la existencia de lo espiritual en la misma identidad de lo humano. 

LA ESPIRITUALIDAD COMO NECESIDAD HUMANA
En salud comprendemos muy bien el concepto de necesidad. Sobre este término se establece el plan de atención integral al enfermo, los procesos terapéuticos que buscan reestablecer el bienestar físico, psíquico y social del que ha experimentado una alteración en estas armonías fundamentales. Es importante decir, que la comprensión del ser humano desde la atención en salud, ha experimentado un proceso de desarrollo con evoluciones e involuciones. En los principios de la disciplina médica, la atención del paciente el desarrollo de la técnica y farmacología estaban reducidos a procedimientos muy básicos, pero no con menos inteligencia. En la medida del creciente desarrollo del ars médica, todos los procesos terapéuticos fueron haciéndose complejos, hasta llegar a estos tiempos donde el gran desarrollo tecnológico está transformando incluso el modo clásico de hacer medicina. Pero todo el proceso de desarrollo de la ciencia médica, ha estado unido a otros procesos muy fundamentales en la cultura, y que son los de la comprensión misma del ser humano.
La comprensión antropológica ha sido clave, no sólo para el modo de la autocomprensión del hombre, su sociedad y el entorno; sino también desde ella, y muchas veces como lógica consecuencia, el desarrollo de las diversas disciplinas del conocimiento humano y la utilización de los recursos y los modos de convivencia entre los propios hombres y mujeres. Así, en los orígenes de la atención médica, la atención física de la persona, estaba íntimamente ligada a los procesos de sanación implicando lo divino, en sus más diversas comprensiones, pues lo espiritual formaba parte sustancial de la comprensión del ser humano. Así, está descrito en todas las civilizaciones antiguas, como en las clásicas culturas del medio oriente y en el desarrollo de la cultura grecolatina; como también en las diversas culturas amerindias.

LAS NECESIDADES ESPIRITUALES DEL ADULTO MAYOR
Antes de hablar del acompañamiento espiritual del adulto mayor, conviene realizar una pregunta previa y básica: ¿Existe la necesidad espiritual? La respuesta puede tener muchos matices según las diversas mirandas que podamos dar, de acuerdo a la concepción de persona que tengamos. Yo expongo una respuesta basada en una concepción antropológica que reconoce en el ser humano una dimensión corpóreo espiritual.
En la persona humana el espíritu constituye el centro de la interna coherencia de todas las facultades y potencias psíquicas, biológicas y sociales que posee. El espíritu constituye una unidad sustancial en su autocomprensión, pues la materia no lo explica todo ni le entrega sentido a todos sus actos, incluso al mismo acto de existir. La dimensión espiritual en definitiva, entrega el sentido final de todo: de la existencia. Abre a las categorías de lo que no es manipulable por el modo del hacer humano. Lo espiritual es contacto con lo que trasciende al propio hombre, pero que de muchas formas intuye, experimenta y anhela. La misma búsqueda de la perfección de sus sistemas sociales, políticos, orgánicos, dejan entrever el anhelo de una perfección que sobrepasa a sus mismas capacidades, en el anhelo de una perfección perdurable en el tiempo, de todo y de todos.
La dimensión espiritual del ser humano responde a esta condición fundamental de la misma estructura de su naturaleza, por ello que experimenta como necesidad esta dimensión; así como experimenta como la necesidad de respirar, el equilibrio hidroelectrolítico, el reposo y sueño, etc. Podemos afirmar que lo espiritual es una necesidad básica y fundamental en el ser humano.
Al intentar comprender los modos de las necesidades espirituales de la persona descubrimos que ellas se manifiestan y se expresan especialmente en situaciones donde la potencia de la misma naturaleza humana se experimenta frágil, débil y finita. Allí el ser humano experimenta con mayor radicalidad la necesidad de satisfacer ese “algo más” que lo sigue cautivando y que impulsa en una búsqueda que muchas veces no comprende, y que experimenta como una “cierta insaciedad” Estas situaciones dejan en evidencia la gran necesidad que implica lo espiritual: la necesidad de sentido de la vida y de la muerte. Y sobre esta necesidad fundamental que no puede ser saciada por la comprensión meramente técnica de la vida y de la muerte, se inscriben muchas otras necesidades que implican aspectos variables propios del temperamento psicológico de la persona: compañía, afecto, reconocimiento, consuelo, etc.
El adulto mayor posee una condición per se frágil. La condición de este período es un envejecimiento de todo el proceso biológico que implica el camino hacia la muerte natural. Con diversos eufemismos muchas veces ocultamos esta realidad, muy de acuerdo con un modo de cultura que rechaza el sufrimiento, el envejecimiento y la muerte. Aquí ya describimos una necesidad de verdad, tan necesaria para enfrentar el proceso de la vida con realidad.
La persona que envejece, adulto mayor, lo hace hoy en una realidad diversa a la de décadas anteriores. Y hoy, nos encontramos con adultos mayores, nacidos en un período muy diverso a este nuevo tiempo, y que viven este período de la vida en una realidad muy diversa a la que fueron formados. Esto genera un tipo de concepciones y aprehensiones propias. Es posible que en algunas décadas más, los adultos mayores experimenten otras situaciones. Sin embargo, existen algunas que serán constantes por ser parte de la misma condición humana.
Entre las principales situaciones que debe enfrentar el adulto mayor y que implican aspectos que atañen directamente a su espiritualidad podemos nombrar: la pérdida de la autoestima, el cambio del modo de vida familiar, la sensación de una vida prolongada y sin sentido, la pérdida de significados, la falta de encuentros gratuitos, la pérdida de las capacidades de fácil adaptación, la pérdida de seres queridos y referenciales, etc. Todas estas situaciones implican una situación espiritual, y con ello, un modo de enfrentarlas adecuadamente o no.
La necesidad espiritual implica el reconocimiento de una orientación y orden fundamental de sentido de la misma existencia. La espiritualidad realiza este gran aporte: entrega sentido al conjunto y, orienta las pequeñas situaciones y acontecimientos en una gran dinámica de vida, donde se pueden vivir todas las experiencias, gozosas y duras con un gran horizonte de sentido.

CLAVES PARA EL PROCESO DE ACOMPAÑAR ESPIRITUALMENTE AL ADULTO MAYOR
Según el clásico esquema de organización de la atención al paciente, las acciones se desarrollan en el marco de las necesidades descubiertas en la persona. El adulto mayor, sabemos bien, tiene una serie de necesidades biológicas, psíquicas, sociales, que deben ser satisfechas. Incluso el marco regulador del mismo Estado, está desarrollando los cauces legales y administrativos para ir en apoyo a estas satisfacciones. Pero eso no es todo. Victor Frankl, hace presente la gran problemática de estos nuevos tiempos: la pérdida del sentido de la existencia. Aquí radican muchas de las situaciones complejas de la vida actual, y que sin duda afectan también al adulto mayor. La recuperación del sentido existencial es una tarea que no queda saciada con la satisfacción de acciones sólo materiales. La satisfacción del sentido implica el descubrimiento en la persona de un “plus maior” (algo mayor) como totalmente necesario en el desarrollo de la persona.
El descubrimiento de la dimensión espiritual de la persona implica un mirar la misma existencia en la óptica de absolutos trascendentes. La satisfacción de la necesidad espiritual no se remedia sólo con establecer espacios para ello, sino que es necesario entregar en esos espacios, una verdadera dimensión espiritual que toca lo esencial de su vida, y no sólo aspectos más superficiales de la misma, por importantes que éstos sean. También esta óptica no se desvincula de acciones efectivas materiales que apoyan el desarrollo de la integridad de la vida corpóreo espiritual. 

CONSIDERACIONES FINALES
La dimensión espiritual de la vida plantea temáticas y desafíos de sentido absoluto. No es una simple formulación o una actividad más de las que se organizan al adulto mayor para su recreación. La espiritualidad conduce hacia la puerta de las grandes interrogantes humanas y plantea la apuesta fundamental por Dios. La espiritual posee un corazón esencialmente creyente. En ella se desarrolla el acto de construir la vida en referencia fundamental a Otro, sustancialmente distinto de nosotros; y a la vez, encarnadamente cercano. El desarrollo de la espiritualidad implica una apertura a lo trascendente.
Los variados cambios culturales que se están produciendo, tienen muchos orígenes en la insatisfacción del orden dado por los modos de organización social y humana que se desarrollaron. En estos modos, Dios, fue considerado “opio”, una cuestión de la moral práctica y personal, una idea intelectual, un producto muerto socialmente; o una cuestión reservada al intimismo de la persona. Actualmente asistimos a una construcción de lo social donde Dios sigue en el olvido; o por lo menos, debe quedar restringido a la esfera de lo particular, pues constituye un obstáculo para el total desarrollo de la libertad y la formulación de verdades particulares, negándose la universalidad de la verdad. Y sin embargo, el anhelo de sentido, de plenitud sigue en el corazón del ser humano. Y estas ansias se vuelven imperiosas en los momentos de límite de la vida y de su envejecimiento, cuando las puertas de lo finito, de la muerte se hacen más próximas.
Acompañar espiritualmente este tiempo, especialmente en el período de la tercera edad o ancianidad, implica a personas que tengan esta inquietud. No podemos ser transmisores de espiritualidad, si no andamos en la búsqueda del sentido absoluto. Entrar en la hondura del interrogante por el horizonte del sentido, por la necesidad de trascendencia, son exigencias para un verdadero acompañamiento espiritual, pues no podríamos hablar con otros de lo que no hemos experimentado como una vivencia existencial. No basta el conocimiento intelectual de tema. Esto ayuda, profundiza, pero no lo produce. Por ello, la principal característica del que apoya estos procesos, es el reconocimiento de sus propias búsquedas por la hondura y trascendencia de la vida, acompañando a otros a descubrir y caminar por lo fundamental del sentido de la vida, de la ancianidad, del sufrimiento y de la muerte.
El papa bueno, Juan XXIII, en su lecho de ancianidad y muerte expresaba: La vida es una peregrinación. Estamos hecho de cielo. Nos detenemos un poco aquí, en la tierra, y luego continuamos la senda. No debemos de temer. Es cierto, tenemos marcha hacia el cielo.